Para dar inicio a la alianza entre Justicia Espacial y ANAI (Asociación Nacional de Alcaldías e Intendencias) nos acompañaron en el primer conversatorio del cuatrimestre Jonathan Espinoza (director de Anai), Rosario Siles (vicealcaldesa de Alajuelita), Roberto Zoch (alcalde de Moravia), Laura Carmiol (vicealcaldesa de Santa Ana), y Marcel Soler (alcalde de Montes de Oca). El evento “Retos y urgencia en justicia espacial, perspectiva de género y equidad” fue una conversación en la que cada invitado expresó sus opiniones y experiencias en proyectos municipales que abogan por el bienestar y dignidad de las comunidades. El conversatorio sirvió como base para dejar en evidencia los recursos que se gestionan desde los gobiernos locales. Una instrumentación en materia de pedagogía urbana con perspectiva de género abarcando desde cómo se generan espacios con propósito; la promoción de actividades diversas; metodologías que se adaptan las necesidades de los espacios públicos; mapeo de espacios de públicos y la percepción sobre los mismos; oportunidades para impulsar dinámicas socio productivas; y la gestión del poder y toma de decisiones sobre lo común.
Un eje importante en la conversación fue la reflexión sobre espacios públicos y sus repercusiones en la vivencia colectiva de los mismos. Entendimos que el espacio público -parques, aceras, plazas, paradas de buses- tiene un impacto trascendental en el desarrollo de las comunidades, y como estos son un reflejo de los valores e ideales de las mismas.
Como recalca Jonathan Espinoza, la mayoría de nuestras comunidades se formaron con las plazas de fútbol como el centro de estas comunidades. Este hecho denota la cultura patriarcal de las mismas, puesto que el fútbol ha sido un deporte predominantemente masculino. Como respuesta a esta realidad y a la búsqueda de equidad en los espacios públicos, Laura Carmiol nos presenta como ejemplo un proyecto de la Municipalidad de Santa Ana. Se trata de la transformación de una plaza de fútbol en un espacio público más diverso, que incluye juegos infantiles, pista de atletismo, parque de perros, plazoleta para conciertos y ferias, entre otros. De esta manera se logró la inclusión de diferentes miembros de la comunidad dentro de un mismo espacio público.
Para Rosario Siles, los espacios públicos deben ser potenciadores de la economía local, convirtiéndose en espacios no solo de estar, sino también de producción y oportunidades. De la mano con esta idea, Roberto Zoch hace hincapié en la importancia de generar incentivos dentro de los espacios públicos para la utilización de los mismos. Esto solo se logra conociendo la demanda ciudadana, y diseñando desde esta. Los procesos con las comunidades permiten el desarrollo de proyectos relevantes y que den respuestas a necesidades de quienes vayan a vivir estos espacios. Asimismo, Carmiol menciona como las mesas de diálogo junto a las comunidades son imprescindibles para definir las necesidades de los diferentes grupos que forman parte de estas, y así, lograr el diseño y estructuración de metodologías y espacios que puedan ser utilizados y aprovechados para el crecimiento de las mismas.
Roberto Zoch habla del espacio como un medio para dar dignidad a las personas. Esta “dignificación de espacios” tiene como objetivo solventar problemáticas y crear oportunidades para la coexistencia e igualdad de diferentes grupos de personas. Así, las intervenciones sobre el espacio dejan de ser un fin en si mismo, y pasan a convertirse en un medio para lograr la convergencia de los miembros de una misma comunidad. El embellecimiento de los espacios públicos pierde toda relevancia si no logra un impacto en las relaciones y bienestar colectivo. Y es que, como mencionó Zoch, ser vecinos no es lo mismo que ser comunidad.
En las palabras de Jonathan Espinoza, “los espacios públicos son evolutivos, son vivos y deben ser monitoreados de manera constante para adecuarse a las necesidades de la comunidad”. Esta idea nos invita a reflexionar sobre la forma en que concebimos los espacios públicos, y como estos nunca deberían ser el resultado de procesos genéricos y estáticos. Dentro de una comunidad siempre existirán necesidades nuevas y cambiantes y la respuesta espacial que se de a estas debe permitir un grado de flexibilidad y adaptabilidad que evite que los proyectos caigan en la obsolescencia a corto plazo.
Marcel Soler plantea una puesta en común entre el espacio público y el género: en su opinión, ambos son construcciones sociales. El constructo social de roles de género, donde las mujeres tienen vidas relegadas a lo doméstico y los hombres más hacia la vida pública, tiene implicaciones sobre la construcción del espacio público. Así, estos espacios tienden a dar respuesta a necesidades que nacen desde la perspectiva de roles asignados a cada género y tienen como resultado espacios que propician la inequidad y desigualdad. Para Soler, “cuando la mitad de la población no se siente segura en el espacio, existe un problema muy serio”. Marcel Soler presenta los procesos participativos de la Municipalidad de Monte de Oca como evidencia de un cambio que se está gestando con el rol de las mujeres dentro de la vida pública. En su experiencia, la mayor parte de las organizaciones comunales son dirigidas por mujeres. Esto denota el creciente rol de las mujeres dentro de la vida pública, y es un llamado a visibilizar e incentivar su participación.
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