Hacer el trabajo mundial por el 100% de la humanidad en el tiempo más corto posible a través de la cooperación espontánea sin ofensas ecológicas o desventajas de cualquier persona. -Buckmister Fuller
En los últimos años, el tema de sostenibilidad se ha convertido en un tema obligatorio en muchas discusiones políticas y económicas. Hoy, la humanidad sobrepasa la capacidad ecológica de la biosfera en un 35%. De seguir con la misma dinámica ególatra que pretende controlar y dominar el entorno ponemos en peligro nuestra existencia.
Para hablar de este tema urgente, nos acompañó el Dr. Carlos Cobreros, profesor del Tecnológico de Monterrey y experto en diseño regenerativo. Una reflexión importante del Dr. Cobreros es que, si no encontramos un por qué, para nada nos va a servir tener un cómo. Afirmando que vivimos en la era del Antropoceno en un mundo socio ecológicamente empobrecido, donde debemos dejar de procrastinar lo impostergable para vislumbrar futuros posibles de un “buen Antropoceno”. En ese sentido la regeneración trasciende como nuevo paradigma hacia la búsqueda del equilibrio, lo evolutivo y sensibilidad hacia la comprensión de los sistemas, donde finalmente podemos enlazarnos con una narrativa de la Justicia Espacial Regenerativa. Así, la conversación surgió desde preguntas que guiaron importantes reflexiones sobre la necesidad de actuar y actuar ahora, bajo un proceso que busca la regeneración de nuestro planeta, entendiendo que nuestra supervivencia depende de este único oasis.
Hoy en día la definición de sostenibilidad es bastante ambigua. Tendemos a ver la sostenibilidad como una característica más en nuestros proyectos, algo más que marcar en una lista de requisitos deseables. Pero muchas veces lo hacemos de forma mecanicista, sin preguntarnos de dónde surge la necesidad de tener un proyecto “sostenible” y las implicaciones de no hacerlo así.
En pocos años, la humanidad ha logrado cumplir muchas aspiraciones, entre estas la llegada a la luna. Los niveles de educación y salud pública son elevados, Pero debemos ver las dos caras de la moneda. Estamos viviendo en un ciclo de acumulación sistémica que se fundamenta en un modelo insostenible. Este crecimiento indiscriminado tiene una base social y económica injusta.
Hemos desarrollado una visión del planeta como si este fuera una fábrica, en la que el máximo rendimiento y eficiencia son lo anhelado. Vivimos bajo un modelo de desarrollo enfocado en la producción y el consumo masivo, donde este crecimiento indiscriminado tiene una base social y económica injusta y viene en detrimento de los ecosistemas. Estamos inmersos en una idea de crecimiento infinito, cuyo éxito se define a partir de parámetros insostenibles como el PIB.
Carlos Cobreros nos hace tres preguntas claves: ¿En qué mundo queremos vivir? ¿Cómo nos imaginamos nuestro futuro? ¿Cómo queremos nuestro futuro? La respuesta a estas preguntas nos puede incomodar. Muchas veces pensamos que lo que está sucediendo no nos afecta. O que ya es muy tarde para lograr un cambio. O que, aunque lo intentemos, será imposible. Pero según Cobreros, aún estamos a tiempo. Pero no es tiempo de imaginar utopías, o futuros imposibles que no lograremos. Debemos trabajar bajo un plan de acción idealista, pero viable también.
Hoy la sostenibilidad es obligatoria, pero no suficiente. No se trata solamente de “sostener” un paradigma que ha demostrado ser insostenible. Es imperante la transición a una cultura regenerativa. Este enfoque regenerativo busca el mejoramiento de los ecosistemas en los que habitamos, y lejos del pensamiento reduccionista de la sostenibilidad, se basa en una visión integral.
La ecología cultural reconoce que somos parte integral de los ecosistemas, y entiende el rol de la humanidad como parte de este sistema vivo. Toma en cuenta los elementos biofísicos: el clima, la geología, la geografía, pero también, reconoce la cultura de cada sitio, logrando así un enfoque regional que captura la verdadera identidad de las comunidades.
Esta visión integral también busca la reconexión del ambientalismo con una dimensión socio política. No es viable seguir bajo modelos reduccionistas que separan los problemas ambientales de los sociales o económicos. Debemos entender que estos enfoques forman parte de un mismo sistema. El diseño regenerativo apuesta por un sistema evolutivo, con el fin de reponer lo que hemos perdido. Pero este fin solo se logrará si planteamos una coevolución entre el hombre y la tierra. Debemos reconectarnos con la naturaleza, insertarnos en un sistema vivo que hasta hoy hemos tratado de dominar.
Como menciona Carlos Cobreros, debemos mover bases que pensamos eran inamovibles. Revaluar la forma en que vivimos, y el paradigma bajo el cual estamos rigiendo nuestra cultura. Replantear nuestra relación con la naturaleza.
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