“La sociedad humana constituye una asociación de las ciencias, las artes, las virtudes y las perfecciones. Como sus fines no pueden ser alcanzados durante muchas generaciones, en esa asociación participan no sólo los vivos, sino también los muertos y los que están por nacer.”
-Edmund Burke
Cuando se habla de la relación ciudad-sociedad, tendemos a pensar la ciudad como un reflejo de lo que hemos construido como sociedad a lo largo de la historia.Sin embargo, las ciudades una vez ya levantadas, se transforman a una gran velocidad, de manera que, puede ser la ciudad la que dicta o influye sobre el comportamiento de sus habitantes. A medida que las ciudades se expanden y comienzan a rebasar su capacidad de orden y relación comunal, abren paso a otro tipo de intereses individualistas en los ciudadanos. Hoy en día las ciudades son un reflejo de la modernidad, con diferentes intereses sociales, individualismo, y un deterioro en lo comunitario. Justamente así es como tenemos el reto de generar, mantener o transformar espacios para impulsar las relaciones comunales y así evitar la fragmentación de las ciudades. Para comentar más a fondo sobre este tema nos acompaño Washington Fajardo, Director de planeación de Río de Janeiro, en el conversatorio “Frameworks”
La idea de relación entre cómo vivimos, identidad y espacio urbano es una respuesta de la memoria de la ciudad, puede ser una memoria colectiva, la cual corresponde a las maneras en que se vive la vida social, y como marcan lugares urbanos que han sobrevivido a la organización de espacios en las ciudades. En algunos casos la memoria de acontecimientos históricos marca a generaciones completas, por lo que es importante que los espacios de la comunidad se conviertan en espacios vivos y que promuevan la recuperación del patrimonio cultural y edificaciones en abandono. Entre la relación de perspectivas históricas y espaciales encontramos una línea de tiempo en donde los lugares son recursos dentro del suelo de la ciudad. La ‘experiencia’ de vivir la ciudad a través de los sentidos se vuelve tangible a la memoria y nos permite reconocer sus expresiones cotidianas y simbólicas con mayor profundidad; así como el reconocimiento colectivo del trabajo de mujeres y hombres que han sido parte fundamental de creación de su historia en el espacio.
La arqueología en el desarrollo de las ciudades juega un papel muy importante por ser algo tangible y con un acceso muy permeable a la memoria. Washington Fajardo nos comenta específicamente de la experiencia con el “Cais do Valongo”, un espacio con una memoria muy compleja que remite al dolor de una comunidad por temas raciales, y a la tensión que marca la historia del sitio. La experiencia fue contraria a transformaciones pasadas, donde en la mayoría de los sitios intervenidos, partían de un recuerdo con un mensaje de alegría, de cultura y fiesta de un sentido altruista. De esta manera, el reto en el “Gais do Valongo” fue cómo convertir ese dolor en un espacio de proximidad, Durante el proceso, otro gran reto fue trabajar con gestores, que por sus características físicas representaban esta opresión.
Hablando específicamente de la memoria de lugares urbanos, es importante entender cómo lo expuesto por Fajardo nos enseña el resultado en la transformación de estos espacios y como tienen ese eco del pasado y pueden ser considerados para una representación-reconstrucción de la memoria a partir de los intereses del presente, con una relación establecida entre sociedad y ciudad, los modos de vivir y de pensar, lo cual resulta una total relevancia al estudio de la memoria urbana como espacio construido. La memoria urbana es un afrontamiento del pasado para los cambios que buscamos en el presente y la construcción para un mejor futuro, debemos tener presentes las diferentes facetas que marcaron el pasado, y asegurarnos de progresar colectivamente hacia el futuro.
Igualmente, Washington nos expone la labor en el parque de Flamenco (una gran obra realizada en los 60s) la cual fue responsable Lota de Macedo Soares, ella fue la persona encargada en el desarrollo y rol de dirección en el desarrollo del proyecto, como sus decisiones impulsaron al reconocimiento al espacio público que tiene hoy en día este parque en la ciudad brasileña. Este reconocimiento es de gran importancia, ya que ayuda a romper con la opresión patriarcal que se ha vivido y vive en la arquitectura como en otras disciplinas.
Fajardo nos menciona la importancia de la cercanía entre los arquitectos y los políticos, de aquí se desprende la posibilidad de un cruce disciplinario, en el que los conocimientos y experiencias de ambos actúan como agentes transformadores de las ciudades.Y como para hablar de revitalizar una ciudad, debemos preguntarnos, ¿Qué hacemos como arquitectos o gestores de ciudad? ¿Qué es necesario?, como para proponer una re-vitalidad urbana debemos entender la ciudad, su memoria como sistema de los cambios de ciudad, cambios urbanos y cómo los cambios potentes en cuanto a política y otros factores, y de esa manera generar propuestas que impulsen el proceso y una respuesta positiva de los ciudadanos,
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