"La hermenéutica como forma de acción, no solamente como método de pensamiento. " -Greenwood and Levin
A la hora de desarrollar proyectos de impacto social, es esencial pensar desde la hermenéutica, para lograr dar sentido a lo que hacemos, explicarlo y entenderlo. Y para lograr entender bien las necesidades de la comunidad, los procesos de participación son una herramienta que no puede faltar. Para lograr que estos generen confianza y pertenencia, se debe trabajar en desarrollar capacidades como la comunicación, la organización, gestión y planificación.
La gran pregunta es cómo se logran proyectos que respondan de manera sensible a las situaciones del contexto y vivencias de las comunidades. ¿Cómo se desarrollan estos procesos? Y si el resultado tiene éxito en el momento, ¿cómo hacer para que este se sostenga en el tiempo?
Para esto, trabajar con la comunidad y empoderar a la misma para que verdaderamente exista un sentimiento de apropiación en el proyecto, y que, de esta forma, sientan la confianza y el derecho de poder modificar el proyecto para suplir necesidades que puedan surgir con el paso del tiempo. De esta forma, el proyecto podrá responder a diferentes temporalidades, no por su construcción física, sino más bien porque forman parte activa dentro de la comunidad. Resulta importante reflexionar acerca sobre el cómo la programación de espacios de índole comunitarios promueven enlaces contextuales mediante acciones y su relación con los recursos disponibles; pensar en actividades que tienen un impacto en el encuentro desde las necesidades, beneficios y su viabilidad.
El colectivo Taller Creando Sin Encargos desarrolla sus proyectos bajo un enfoque desde la Investigación Activa Participativa (PAR), y se centra en dos métodos de placemaking. El primero de estos es el activismo creativo, a partir del cual se busca generar un patrón de reflexión desde el cual se logrará diseñar un ejercicio práctico con la comunidad para abordar el proyecto. El segundo es la referencia de construcción, mediante la cual se estudian los materiales y la materia que existen dentro del contexto y que deben ser incluidas en el proyecto como iniciativas del lugar. Se trata de buscar estrategias de comunicación que faciliten el diálogo y la integración con las personas, así como la utilización de métodos locales de construcción que permitan la colaboración de los locales en el desarrollo del proyecto.
La importancia de entender el contexto no puede ser pasada por alto. Yazmín Crespo menciona como este debe ser el “framework” desde el cual se deben desarrollar los proyectos. Este contexto debe estudiarse a partir de las relaciones espaciales que existen entre la comunidad y el sitio. Así, se entiende que el espacio construido es una producción colectiva. Por esta razón, el proceso debe ser igualmente colectivo. En proyectos que busquen tener impacto social, el diálogo con la comunidad es imperante. Pero no se trata solamente de dialogar buscando una aceptación por parte de la comunidad para la construcción del proyecto.
El diálogo se establece para escuchar y entender a las personas que vivirán el espacio. Irmaris Santiago menciona un caso que sirve para ejemplificar lo anterior. Para diseñar una parada de bus, el colectivo realizó un proceso participativo con quienes serían los usuarios de esta. Solo quienes esperan un bus saben lo que necesitan en una parada. Si no existiese el diálogo, los proyectos serían el resultado de suposiciones del diseñador.
La participación de la comunidad no debe ser solamente parte del proceso de ideación. Se deben reconocer los talentos y recursos que existen en una comunidad, para poder hacerlos parte de las diferentes etapas del proyecto. El diseñador es una herramienta de la comunidad, y la comunidad es una herramienta del diseñador. Cada idea que se quiera llevar a cabo debe ser consultada y evaluada por la comunidad. En este sentido, la complejidad de cada proyecto se define por quienes tienen voz en el asunto, es decir, por quienes son el público del proyecto.
Así como el diálogo es de suma importancia, la observación se convierte también en un componente esencial. Observar no sólo en términos de cómo se ve el espacio o de los materiales con que se construye, si no observar las interacciones de la comunidad con este. ¿Cómo se mueven las personas? ¿Qué actividades se llevan a cabo? ¿Qué necesidades y carencias podemos detectar?
El Taller Creando Sin Encargos referencia al arquitecto Christopher Alexander, que establecía que todo lugar obtiene su carácter único a partir de patrones y acontecimientos que se desarrollan dentro del mismo. De ahí la importancia de observar las interacciones entre el público y el espacio.
El resultado final es una construcción colectiva dentro del espacio. Esta construcción no es solamente la construcción física de un lugar, sino también la construcción de las relaciones de personas dentro de la comunidad.
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