Las personas ordinarias son capaces de hacer cosas maravillosas. – Jane Jacobs
Cuando desarrollamos proyectos, no podemos dejar de lado la importancia de la narrativa. ¿Cómo comunicamos nuestros proyectos? ¿A quién queremos comunicarlos? ¿Qué historia -o historias- queremos contar? La narrativa va más allá de la forma en que explicamos nuestro proyecto. Se trata también de la construcción de historias que muestran el cambio que queremos generar a través del proyecto. Contar una realidad que exprese la necesidad de generar cambio, y luego presentar el proyecto como una herramienta que potencialice el cambio de narrativa que se busca. Diego Peris, del colectivo Todo por la praxis, nos compartió su experiencia dentro del colectivo y las muchas formas en que se construyen las narrativas que logran proyectos exitosos y potentes. Promoviendo espacios que consolidan iniciativas ciudadanas, profundizando en las secuencias de implementación derivadas sobre una visión de pedagogía urbana que articula cambios en la narrativa desde prácticas colaborativas. La ‘praxis’ (teoría puesta en práctica) que ha ido germinando bajo distintos niveles de gestión y organización comunitaria, que va desde alianzas informales, asociaciones, cooperativas y coaliciones; este último de suma importancia en las discusiones con impacto en materia de justicia espacial.
Utilizar la arquitectura como una herramienta de reivindicación política y que comunique un mensaje que va más allá de la propia espacialidad. Puede ser una herramienta de protesta, o que pretende narrar historias desde una perspectiva nueva. En este sentido, hablamos de la doble función que puede tener un proyecto. No se trata solamente de la solución espacial que el proyecto aporte, si no también de la carga simbólica que representa las ideas de una comunidad.
Es importante buscar formas en que los proyectos se puedan convertir en vehículos de contenido y reflexiones. No desde metáforas complicadas, sino desde el aporte más intangible que un proyecto ofrece a la comunidad. Diego Peris nos plantea un ejemplo de esta idea: en TPX, la reutilización es planteada no solo como una manera de reducir costos. También es una estrategia a través de la cual el colectivo comunica la idea de rehabilitación que es el centro de muchos de sus proyectos.
Diego Peris recalca la importancia de que los proyectos sean planteados desde la comunidad. Esto no solamente se debe lograr tomando en cuenta los deseos y necesidades de las personas, sino que también debemos comunicar los procesos utilizando el lenguaje de la comunidad. Peris lo plantea como el desarrollo de estrategias de comunicación callejeras, que permiten la apropiación del lenguaje local para la creación de proyectos completamente contextualizados y arraigados a la comunidad.
Además, nos remite a la importancia de la recuperación de la memoria vecinal. Esta recuperación de memoria es esencial para lograr que la carga simbólica de los proyectos sea mayor, y al aludir a situaciones o elementos que tienen que ver con el pasado de la comunidad, se logra una mayor conexión entre las personas y el proyecto. La comunidad se puede apropiar del espacio, pero aún mayor es la apropiación a lo que este representa dentro de la memoria colectiva.
Cuando llegamos a plantear un proyecto, es importante que nos fijemos en aquellos individuos o colectivos que ya desarrollan iniciativas dentro de la comunidad, y buscar la forma de conectarnos y articularnos con estas. Se trata de abrir una ventana de posibilidades, y sentar actores diferentes dentro de la mesa de negociación. Así, a través de la arquitectura podemos plantear nuevas formas de gestionar la ciudad y colaboraciones invaluables para desarrollar proyectos.
Estas iniciativas deben buscar el desarrollo de procesos de aprendizaje, y no solamente de la construcción de un dispositivo arquitectónico. Peris nos habla del término “infraestructura de conocimiento” para referirse a las herramientas de posicionamiento crítico desarrolladas por TPX para reforzar los procesos de aprendizaje en cada proyecto. Este término es de gran valor y nos ayuda a entender cómo los proyectos que desarrollemos deben tener dos tipos de infraestructura: la física, espacial y la que se basa en la investigación y conocimiento. Estas dos “infraestructuras” se complementan y logran el desarrollo de proyectos con mayor complejidad y respuestas que logran una mayor comprensión de la narrativa.
Entender la temporalidad del proyecto es clave para el éxito del mismo. Un proyecto no surgirá de nuestra primera conversación con una comunidad. Este se irá desarrollando con el tiempo, y el constante trabajo con la comunidad es el que le irá dando forma al mismo. Peris menciona como muchas veces el proceso sorprende y trae lecturas del espacio y de la comunidad que no habían sido dimensionadas.
No existe una sola estrategia para desarrollar la narrativa de un proyecto. Lo esencial es buscar el sentido a la hora de comunicar y entender que los proyectos de arquitectura son herramientas facilitadoras del cambio. La representación y comunicación de estos proyectos deben estar focalizada en la construcción de una nueva narrativa. Una narrativa de cambio no solo espacial sino también simbólica y que permita la concreción de las posturas ideológicas de una comunidad.
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